Lucero Moscoso

TANGO TERNEZUELO

 

Si pudiera en el instante que la torcaza gris a tu vida envuelva,

cuando desolado hasta la mudanza de una estrella la dejes queda,

arrobarte la razón a madera de olvido en mis sensuales sedas

te dejaría insomne a que tu alma del mejor vino sin penas beba.

 

Si la carga de tristezas que llevares a tu apetito gobierna

próvida de mí te amparará en mar salvaje la necesaria fuerza

y a tu piel patética, yo novia vespertina cual fantasmal fiera,

le apeteceré odalisca y le arrancaré del pasado su indigna huella.

 

Y volarán también pensiles a tu aridez mis golondrinas ciegas

para devolverle todo excepcional juncal a tu juventud bella

y en tu rostro dejar a dulzor del rico beso en humedad la tierra.

 

Amante poseído escucharás en mi voz un tango en celo quedo

rescatándote la isla de ilusión que gitana vaga en tus desiertos

y embriagado irás eterno con este empuje amoroso y ternezuelo.

 

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