No te atrevas a decir "no puedo",
sin que el calor del esfuerzo
derrita tus brazos y tu cuerpo entero.
No te atrevas a decir "no puedo",
ni al desánimo permitas
construir su nido en tus pensamientos.
No te atrevas a decir "no puedo"
porque resurgirán así
los sombríos fantasmas de tus miedos.
No te atrevas a decir "no puedo",
que el poder es flor que se abre
en tu boca cuando dices "quiero".