En el cielo se encendieron dos estrellas,
que han bañado de luz el occidente,
pintando en sus celajes refulgentes
las formas más sublimes y más bellas.
Hay quien afirma al reparar en ellas
que son nuevas galaxias emergentes,
que es la mano de Dios que se presiente
si en cada rayo su fulgor destella.
Pero yo al contemplar ese portento
se bien que el esplendor con que titilan
esas dos majestades que destilan
la esencia más sutil del firmamento,
es la luz hecha gloria en tus pupilas
porque abriste los ojos un momento