Camino en silencio, observando,
los veo taciturnos y grises
aun de madrugada,
solo esperan, esperan,
entre preocupaciones, sexo,
adicciones, chillidos, lamentos,
murmullos y gemidos.
Amanece, anticipan el festín,
comienzan a devorarlos,
entran en sus fauces
sin gritos, sin aspavientos,
con melancolica entereza
sin falsas esperanzas,
pantagruelico banquete,
que vomitaran en la noche,
nadie recordara, mañana todo sucedera otra vez.