Soy feliz
cuando oprimís el botón
que me apaga el pensamiento
y se liberan los resortes
de un deseo atado a tus caricias.
Me rindo
ante la autoridad de un beso
para darte las riendas
de cada centímetro de esta piel
que hace guardia frente a tu boca.
Me recuesto
en la fantasía más osada
que planea en tus ojos,
abro baúles para esconder la timidez
y algunas vergüenzas atadas
a este cuerpo barroco.
Me quedo en silencio
sólo por disfrutar del tibio aire
que tu agitación deja en mi oído
y florezco, abierta de par en par
si repetimos el ritual del amor.
¡Estoy en flor!
La vida se refugió en un abrazo
y los pétalos de placer que nacieron
de mi garganta estremecida
nos perfumaron la noche.