Mirar mi hogar, es como mirar
al desierto, camino en el espegismo de la verdad.
Me dentengo y observo, se siente
seco y frio.
Y me droga la soledad, iluciones de fantasmas,
que juegan con migo, que me muerden y abrazan.
Dispierto para verme solo,
arrodillado abrazando a un nino de polvo.
Y me pongo a sonar,
una ves mas un hogar donde me llamen
papa.