Quiero escribir este poema
para aquellos a quienes la barbacoa del amor
aun se balancea imperceptible
pero obstinadamente.
Para la equidistancia
que existe entre la angustia y la ansiedad.
Para los que sienten
que existen platos de lentejas
y que el mar y las estrellas y las playas,
son crisol de infinidades cósmicas.
Para la lapidación de frases en la hora cero.
Para el compendio de la vida
que no es mas que el reflejo fidedigno
de auroras solitarias,
o la nostálgica faz de los crepúsculos.
Para el que siendo débil,
su corazón añora .a rudeza de aventuras;
y para el que siendo fuerte,
su alma siente nostalgia de remansos.
Para el alma, para los ojos,
para las manos y los pies
que se sienten morir en los parques y las calles,
sin tener siquiera un campanario que los llore.
Para el corazón que no quiso a nadie,
- incluso a si mismo -,
pero que se adentro por bucólicas galaxias.
Para todos, para las fronteras,
para los aforismos, para las lagrimas,
para los cristales, para la eternidad
y también para las quebradizas ilusiones.
Para la angustia que anda a la caza de la muerte
o para la muerte que no gusta de todas las angustias.