Avila

Nuria

La sed de la tristesa,  alimenta al recuerdo 

y es el, el que crece, se expande en mi,

como grietas, imagenes secas, recuerdos

que lloran.

 

Pero sinti no podria pensar en ella,

recordar, imaginar, grabar en mi mente

a mi madre.

 

Que como polvo en el viento se me fue

la quise agarar, recoger, tallar, detener, 

atrapar.

 

Pero con un poco de mis lagrimas

humedeci al recuerdo y pude dar 

vida a una persona de barro.

 

Es mi madre grite y la abrase

me hablo con el viento, pude

escuchar su voz tenue, suave,

tranquila y me volvi a sentir

su hija.

 

Y me quede alli

sentada, arrodillada,

en el mar seco de la

tristesa, sosteniendo

a mi madre.

 

Sabiendo que muerta esta

pero su aroma, su sabiduria, 

su amor, sus ojos, sus deceos

por mi, viven en la munequita de barro 

que e creado con lagrimas y recuerdos.

 

 

Vives Madre muerta no estas.