Franklin Sandi

La lolita en el tiempo

Ardía la lolita debajo de su cabellera

y miraba sin mirar

desde el centro de la vida que la miraban.

 

Pasaba el tiempo en forma de autobuses

y ella en la esquina dejaba

que se detenga la eternidad en su ombligo.

 

Borraba transeúntes con cada parpadeo

que invisibles se preguntaban

por qué la observa el tiempo encandilado

desde una luminaria

 

y por qué a cien kilómetros por hora

y calle abajo

deja que nuestra vida vuele.

 

Y lo que es peor todavía: por qué existe

en la avenida solo aquella luciérnaga pequeña

y por qué los que la vemos somos solo reflejos

en sus espejos de agua.

 

La arrebata de pronto un autobús en cuerpo y alma

dobla para siempre la esquina y nos desintegramos todos

como si fuésemos tan solo

imágenes virtuales en sus ojos de niña

mala.