Despunta en su boca felicidad estática,
Acompañando un golpe de suerte romo.
Y el sol se enrojece y se china,
Como un niño, o como si fuese bobo.
No se describirlo, es algo así como…
No sé, es solo cuestión de líneas,
Trazos invisibles dibujando un todo.
Es en las tinieblas un gajo de luna llena
Y me corteja como cocaína al insomnio,
Enjaulado en una infinita libertad etérea.
Entre sus comisuras florecen lirios,
Y la naturaleza adorna su timidez.
Una mancha digital con perfume eléctrico,
Sin marcársela a fuego, de quimeras viviré.
Un acuoso mar, a veces, de tierra seca,
Cuando no, fuera mi excelso reino;
Abanderado con mordiscos de abejas.
Y dejaría que mil veces cayera mi imperio,
Si por última vez, su gesto me besa.
Su sonrisa es mi problema, en serio,
¡Esto no me lo arreglan ni las botellas!
Que llego al fondo de treinta –ebrio.-
La pienso y me la afilo con piedras.
Va sembrando sus hijas por la acera
Infectando los semblantes tristes,
Y vívida crece como una enredadera
En un amanecer rosado, níveo, Increíble.
Meca de mis pensamientos febriles,
Estrellita de una noche negra.
Se me aparece tu mueca allí donde mire
Porque la llevo tatuada dentro de la cabeza.