Los recuerdos se unen a una mente,
náufragos de mar y aire.
Sus colmillos destrozan las neuronas
y crean como hormigas un nido de fantasías.
Dos cuerpos abrazados, perfecta combinación:
carne y sangre mutan en pasión.
Buscan sus labios titubeantes
mientras las estrellas mueren entre las nubes errantes.
El toma su mano, busca su destino,
ella con sus dedos calma su alivio
de su corazón herido que el tiempo dejó
él en su pecho desangrado de amor.
Ahora las olas rompen sus miradas.
Ella lo espera entre la niebla blanca,
descalza se desliza entre los hilos de su nombre.
El anhela tenerla colmada de ilusiones.