Nuestro amor no es democrático,
tampoco es dictadura,
más bien diría..
es un amor burocrático.
Nuestro amor se basa en la tardanza,
en el "ha salido al café",
"vuelva usted mañana",
falta un sello, un papel, una llamada.
Llego a tu dependencia sabiendo la demora,
seguro que tendré que aguardar más de una hora,
te miro embelesado, cada día más colgado,
se que adviertes mi llegada, resignada.
Pasé tanto tiempo en tu vetusta oficina,
esperando solución a mis obligaciones,
que al fin sucedió cosa extraordinaria,
enamorado quede de una hermosa funcionaria.
Y ahora ambos sabemos nuestro amor,
tememos que mejore nuestra administración,
que todo se vuelva ágil y veloz,
y acabe con estos amores, fruto de la inacción.
Todos demandan más diligencia,
más velocidad, menos presencia,
pero sonreimos y recordamos sin rubor,
sin tardanzas no hubiese nacido este amor.