...de ayer, a las siete quince,
ayer, en ese ayer, a las nueve veinte,
el ayer cuando era ayer, a las once diez,
desde las vías arrancadas -las avenidas-
la espera, (ojos torcidos)
esperándote,
nunca apareciste, nunca te pude ver,
aunque, me dibuje ojos
aunque me dibuje una nariz,
y un rostro sonriente,
no pude encontrarte,
sí de la luz aparecías
cual estrella en el lodo
acarrearías el universo,
pero, siendo árbol
nunca hiciste crecer
raíces en la muerte.
-en la pesadilla-
Y en este llanto
espero acabar
en otoño,
mirando las hojas desnudar
el asfalto de árboles
lentamente torcidos por el viento,
cual tristeza se asemeja con mi rostro
y en el rastro de la agonía
te suelo esperar
aunque sé, que no vendrás
a quitarme el frío
de los frutos marchitos.
Tristemente me encierro,
tacho de puertas las bocas,
y cierro persianas
de ojos mutilados
por la crisálida lluvia.
Ni la lluvia puede borrar las lágrimas,
ni el cielo puede inventar un pecho líquido;
en este desierto de aves marchitas,
ni el mar puede inventar la vida en la muerte.
-Hoy simplemente muero-