Gris de chimenea
humo negro de conciencia,
inoportuna en los adentros
seductora de apariencia,
escapismo a conveniencia
y amor de temporada,
estafé unos corazones
y robé muchas miradas.
Me disfracé encantada
y me creí algunas caretas,
no hizo falta condenarme
pero sí tejer la treta,
tal vez imploró Geppetto,
casi nunca lo escuchaba,
fui de pic-nic a la cárcel
y nunca salí lisiada.
Quise y me fui corriendo,
cuando no quise, engatusé igual,
siempre es bueno cuando se es nómade
tener un sherpa con quién contar,
y me hice unas amigas
egocentría y soledad,
nunca las aguanté del todo,
a mis espaldas hablaban mal.
Porque quise, porque quise,
porque quise es que hice lo que hice.
Y entre el iceberg y la frazada
me caíste sin buscarte
y excusas y vestidos
se bajaron al mirarte,
sufrí un par de descargas
con reinicio de sistema,
se aclaró el gris chimenea
y me temblaron las piernas.
Cambié todos los ficheros
heché a las malas amigas,
me senté bien en la silla
y corté todas las ortigas,
liberé al pobre sherpa
me hice cargo del equipaje,
quise y no salí corriendo
aunque consideré el raje.
Reanudé el camino llano,
ya no me comí las uñas
volví a despertar con sol
y a dormirme con la luna,
no le robé más a nadie
ni arriesgué ya más el cuero,
me mordí fuerte los labios
y aún así dije te quiero...
Porque te quiero, porque te quiero,
porque te quiero vuelvo a empezar todo de nuevo.