Abrazada a sus rodillas
besándolo en lo prohibido,
y al canto de su gemido
estallan nuestras bombillas.
Las urgidas manecillas
de un tiempo tan mal usado,
nos remontan al pasado
de estrenarnos al amor,
epicentro de un temblor
mi pecho a su pecho anclado.
Se desborda el manantial
de sus mieles en mis rios,
y del sexo y sus cantíos
nos damos de igual a igual.
Instinto de un vendaval
que nos devora a su paso,
y que en delicioso lazo
nos eleva hasta la cima,
tus estrellas en mi sima
combinan alba y ocaso.
Hoy lidio la arremetida
de aquel tropiezo fogoso,
abrasador e impetuoso
que nació de una mordida.
Ya ve, quedé mal herida
y acuchillada de gozo,
erótico caudal brioso
bajo la danza de un sable,
que declaro responsable
del recuerdo mas hermoso.
Erotismo y poesía: el primero es una metáfora de la sexualidad, la segunda una erotización del lenguaje. Octavio Paz