Galopando voy a la empinada cumbre
para lanzar desde el risco el alma, al viento
y ver, cómo serpentea el sentimiento,
elevándose hasta tocar la lumbre,
de un sol que descansa
sobre el cénit purpúreo de fuego,
para abrasar mi esencia
tan sólo un momento.
Momentos tan fugaces fueron
sintiéndome tan cerca del eterno,
el momento glorificar queriendo,
de algo sublime e inabarcable,
de un amor tan profundo y grande
que con el correr del tiempo se expande,
se vivifica y se hace inacabable.
Felina