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SILENCIO

Hoy dormiré con la ventana abierta de mi boca,

si en medio de la noche blanda se escapa

el balbuceo continuo de tu nombre ,

despertaré a la mañana siguiente

con la garganta seca, con el dolor en la tráquea

por no poder  llamarte.

 

Sobre esta quietud profunda descansaran

tus oídos del hastío de mis palabras,

de la tenacidad del timbre de mi voz

que acaba siempre con  tu paciencia.

 

Estaré tan mudo como el teclado

de la máquina en la que escribes

a quien esperas te responda con lo que

sólo a ti te importaría escuchar.

 

Callarme será un acto de contrición,

 que me sujetara a hacerme la idea

que nunca debí romper con el silencio,

del cual  ya te parecía la mejor forma

de comunicarme

contigo.