A ella...
Cuánto tiempo se llevará la vida
en estos muros cayendo,
-las sonrisas-
Cuánto tiempo robará la herida
en tus mejillas...,
Cuánto, silencio atraparás con tus ojos
cayendo en las trisas de tu boca quebrada,
cuando ya no sientes..., ¡Vida! -el alma-
Cuándo; los pies pisotearán tus zapatos
para acabar con tus pasos,
sobre el pavimento sangrante
de lágrimas, que exhalas
al acabar en un alarido -tus palabras al oído enfermo del olvido-
¿Cuánto durará la agonía?
al verte quebrada..., en el espejo
cuando mañana no eres nada...,
péndulo de pies abarrotados al vacío,
como de reloj detenido;
tu vida al tiempo
acotado en una mueca partida...
Sino queda más silencio...,
que la garganta excomulgada
del frío éxtasis arropado
en un grito, cuando no es mañana
-no lo es- y sé es hoy
sobre el asfalto mordiendo las latas
al fondo de las mañanas, cuando
caes deshojada por las lágrimas,
entre la puerta..., suicidio en..., soledad,
y el cuerpo desvalido
errante a la muerte...
¡Dime...!
donde han quedado las sonrisas,
en la latitud de quererte
y perder el aliento
cuando ya no sabes de tiempos
y en un futuro mueres
alcanzar la muerte -el exilio-
Y sobre espacios...,
el cadáver mastica
las sombras,
la tierra se abre
y la luz de tus ojos
se dibuja
en la sonrisa de un sol muerto,
sobre atardeceres grises...,
el ocaso fusilado por los astros...,
ya no hay luz que apague la cobardía de irse,
en la lentitud sembrante en el pavimento,
sin crecer del cemento...,
sin dejar raíces, y morder el silencio...
El exilio de tu mirada ha quedado tatuado
en cartas amargas, con la vid de tu boca,
y el frío cobarde, cuando cierras la puerta
y en la soledad finges la vida..., -La muerte-
Antonella: "Se me mueren los días,
el espacio presente
cae despacio, y con ello
caigo para ser tiempo
y mañana una huella
borrada en el silencio"
[...]