Eduardo Torres Isleño

Libro de poemas

Cuando leí por primera vez un poema

en aquel libro impenetrable,

me dije que las olas podrían ser más frescas

el mar un poco más intenso, y lleno de arenosa espuma

que las montañas más bien son algo pálidas

algo verdes y quebradas, que las nubes son más sabias

más lentas y más cómodas, y me dije:

 

“cuando yo escriba un poema

quiero que sea más profundo,

más intenso, interminable y que transmita

cada partícula de espíritu o de aire

en cada letra o palabra o expresión”

 

sin embargo, no soy tan poeta como creí,

no escribo como hubiese querido,

no soy bueno para esto,

 

aunque amo los árboles, vagar, meditar ,

envidiar las alas de los pájaros, sus rutas aéreas,

los postes, la hierba, las flores, las piedras,

esta vida incomprensible y taciturna

de música tranquila y de alegría limitada,

unos converse azules, unos ojos cabizbajos,

amo todas las cosas que conozco,

porque son necesarias para mi existencia,

porque tenía que cruzarme con ellas

en algún momento, y yo soy parte de algo

soy parte de la tierra, parte de la naturaleza

y de esta sociedad que no me conoce.