Tus cabellos de medusa me han paralizado,
y quede petrificado con sólo verte llegar
con tus manos culinarias,
que transforman lo que tocan.
Y se me hace agua la boca
por tus labios ya besar.
Llevo hoy en la memoria
los lunares de tu cara,
y tus ojos,
tu mirada que me invitan a soñar.
Te miraba de reojo,
me veías extasiada,
te leí unos poemas,
te empezaste a enamorar.
Nos pasamos unas horas platicando de la vida,
del trabajo, las comidas
en naciente amistad.
Hoy me encuentro taciturno,
calladito en este Sanborns;
tratando encontrar tus ojos
en mis tazas de café.
El murmullo de las voces,
el chocar de los cubiertos
y el aroma de las viandas
me hacen reflexionar: ¿qué paso con tu presencia?
Te marchaste a otros lugares,
te llevaste tus lunares y tus dedos de azafrán.
Me tomo un último sorbo y me pongo a meditar:
estarás un día a mi lado?
Para tus lunares contar…!
© Armando Cano.