Maldigo la sombra negra
de tu amargo olvido,
pues ese recuerdo junto a
la tristeza que expele
por sus oscuros poros,
es quien mueve la pluma
que empuña mi doliente
mano invadida de
tristes y opacos versos
que hablan del amor
aniquilado y las vanas
promesas incumplidas,
con infundada esperanza
de que pudiesen llegar
los días que alguna vez
de tu tierna boca blasfema
volaron a mis silentes oídos;
y maldigo mil veces
de nuevo a esa sombra
de tu amargo olvido,
por no haber bien matado
a mi corazón abatido
y haberlo dejado tan
largo tiempo agonizando
y apenas un poco vivo.