Se acomoda el aire en mis venas
y hace que mi alma visite la necrópolis
donde los muertos vivientes
se posicionan frente
a las desconfianzas ininteligibles
del primer ocaso.
Los aspavientos de la próxima década
se reproducen rápidamente tras mi fallecimiento;
¿qué decir si las palabras ya no poseen
peso armónico y las cualidades de los egos
han llegado a su fin?