Existe una mujer
que buscará
una pared
donde pintarrajear
en graffitis
su vida.
Los trazos
se deslizarán
muchas veces
confusos.
Serán cursis,
serán ridículos.
No faltará
quien habrá
de tildarla
de \"loca\"
de \"perversa\"
de \"tonta\".
Tampoco faltará
quien creerá
amarla;
quien intentará
comprenderla,
quien deseará
quedarse
a su \"lado\"
en la cama.
Pero los trazos
serán confusos
siempre,
y la vida
-también-
será confusa.
Y ella
no entenderá
de algo más
que estos trazos.
No entenderá
de príncipes
de amores eternos
o de sapos
des-encantados.
Nadie comerá perdiz
en sus graffitis...
sus paredes
no hablarán
de bodas, anillos,
documentos de
compra-venta
de personas...
y ni tan siquiera
de sagrados juramentos,
conjuros,
o perjurios...
Nadie, nadie
en su sano juicio...
prometerá
en sus graffitis
no hartarse
por siempre...
no maldecir
por siempre...
la costilla
que le dieron
o le quitaron...