Muchas gracias amor,
por todo lo a mí brindado,
de fino un sueño dorado,
siempre fuiste el celador.
Hoy recuerdo con candor,
dulce destino anhelado,
por mi corazón llamado,
de mi alma el trovador.
Cuando en mí pueril pudor,
todo beso era rosado,
su perfume azucarado,
y no asomaba el temor.
Ese tiempo encantador,
de vivir, esperanzado,
cuando el futuro soñado,
nos regala su esplendor.
Si alguna vez el dolor,
se interpuso en lo esperado,
y a aquel cariño añorado,
fue cegando en resplandor.
Fuiste tú, mi amigo amor,
quien se mantuvo a mi lado,
y con tú aroma delicado,
llevaste a mi pecho frescor.
Y en mis labios tu sabor,
dulce palabra ha sellado,
y en suspiro enamorado,
rebrotaste en mí, el verdor.
De tu actuar, encantador,
si acaso yo me he quejado,
sin parecer inmutado,
apagaste mi clamor.
Hoy te doy gracias amor,
por todo lo transitado,
por el momento olvidado,
cuando sentir era ardor.
Por que después del calor,
del corazón incendiado,
del sentimiento abrumado,
siempre has sido buen tutor.
Eres tú, el fiel servidor,
del tesoro más preciado,
que la vida me ha dotado,
mí más grande, bienhechor.
Eres músculo aductor,
del sentimiento cansado,
que le niega a lo soñado,
extinguirse en el fragor.
De mi vida eres pintor,
del pensamiento pausado,
que esperando relajado,
al servir, hace un mentor.
Yo te doy gracias amor,
por todo lo regalado,
por el camino surcado,
por siempre hacerme mejor.