Paisaje otoñal de noche sin luna
pintan mis ojos al contemplarte,
calladamente va besándome la lluvia
al sentir la nostalgia de esperarte.
Porque tengo tantas cosas
desordenándome el corazón,
van habitando entre mis horas
invadiendo todo a media voz.
Porque tengo acunados en el pecho
pedacitos de esa tarde invernal,
que van armándose en un verso
cada vez que te quiero recordar.
Donde se queda soñando el silencio
tengo los besos que nunca te di,
caricias perdidas, lágrimas de fuego
que te añoran dormidas al llegar abril.
Tantos recuerdos deshilachados de los dos
por la fantasía de sentirte mío,
que sólo quiere arrancarte del dolor
con un amor que jamás has conocido.
Tengo el fantasma de tu sonrisa
demasiado hermosa para dejarla ir,
latiendo cada vez con menos vida
entre las ruinas de este sueño por cumplir.
Se va escurriendo entre mis dedos
el tiempo que pasa sin que estés conmigo,
tengo melodías usurpando los anhelos
que alguna vez sentí por tus ojos de niño.
Mis ganas se escriben en suspiros desbordados
por tener guardada en mi tanta ternura,
deseosa de robarle un beso a tus labios callados
y romper con mi silencio... con todas tus dudas.
Tantas cosas... tengo tanto de ti
desordenándome otra vez el corazón,
tantas palabras que quedaron sin decir
van componiendo nuestra canción de amor.
Niño mío...
déjame acercarme... déjame curarte...
ven... sé que tus heridas se han vuelto a abrir,
tengo la ternura que sabrá acariciarte
en el lugar justo donde lastimó aquel violín.
Y mi cielo sólo comenzará a aclarar
la noche suave desde la que te miro
cuando no tenga que mirar hacia atrás
para recordarte y sentir que estás conmigo.
Ceci Ailín