Mi boca lentamente te atormenta
provocando tus movimientos excitantes
y entre tantas caricias, tu deseo aumenta
con el roce de nuestros cuerpos amantes.
Siento tu perfume impregnado en la cama,
tu deliciosa piel ha dejado su fragancia
junto con el rastro de tu cuerpo que emana
la humedad que es propia de tus ansías.
Me sonríes y te dejas mecer por mis besos
añorando más pasión con cada gemido,
brindándome de tu cuerpo todo el acceso
para terminar dichosamente complacido.
Te gusta que me deslice por tu vientre
saboreando cada rincón denegado
y mientras más te sienta atrayente
seguiré amándote como lo he deseado.
Entre tantos besos no te dejo escapar
y si nos perdemos regresamos al inicio,
pero el objetivo prevalece al juntar
nuestros cuerpos que ya es como un vicio.
El verte en mis brazos me da conforte,
me induce al más apasionado encuentro
y me imagino exaltar con deseo tu porte
cuando suavemente, en ti, me adentro.
Así avanzamos en una entrega de amor
con caricias que son una devoción,
sin más deseo que sentir tu calor
en una noche que cuida nuestra unión.