Yo estaba en la puerta, cuidando de no envejecer,
mirando como la sombra de aquel sauce
consumia la niebla que caia petrificada en sus raises desteñidas.
pense en el viento que me recorria en aquel momento, (queriendo atraparlo)
que iba de un lado a otro como como mi pensamiento, libre.
no surgieron muchas horas hasta que me detube, y adverti aquellas flechas agudas
señalando el numero 12; era fecunda la noche en la que era lo que fue, pero
no me importaba, me daba igual viajar al extremo de aquella nave vogante.
mi nave, aquella nave, era y no era, mas bien el ego de mi subconsciente advenedizo
crusificado en aquel momento, distante, muy distante de mi.
me di la vuelta y recorri el camino que trazaron mis pasos minutos antes,
escuchando mis propios pasos como los de Caronte, era el eco, un espejismo
era lo que sucede cuando el silencio se deja oir, mudo y esquivo...
al llegar a mi destino, no supe nada, solamente alse mi ojos y la vi,
resplandeciente, inmune al tiempo, al dolor, al frio, al espacio;
inmensa en las alturas estelares, petrificada y viva, me hablaba,
mas alla de todo entendimiento humano, era ella...Artemis.
~Elmer Gomez