Por no tener
no teníamos
ni siquiera un techo para cubrirnos
pero nos amábamos como si el mundo entero fuera nuestro
Por no tener
no teníamos
ni siquiera una cama para compartir los sueños
pero bastaban dos segundos de intimidad
para que nuestros sentidos anduvieran de fiesta
Por no tener
no teníamos
ni un solo espacio propio
pero hacíamos del cansancio un recital de sentimientos
Por no tener
no tuvimos
ni siquiera una maldita oportunidad para querernos
parecía como si el mundo entero estuviera en contra
como si la felicidad fuese un pecado
como si las sombras fuesen nuestro único reino posible
otros muchos hubiesen renunciado…
en cambio
nunca antes
(ni después)
he sido tan feliz como en aquellos días.