Santiago B

Sumapáz

 

A ti, pulmón de Colombia, Edén del mundo…

 

 

Donde anidan aquellos afluentes de la patria,

Donde emergen las divinidades que en tu paisaje se contemplan;

Que contienes el carisma único de tu gente,

Y albergas historia, patrimonio y belleza en cada paso.

 

Sólo tú;

Que Con tu aroma penetras y enamoras,

Con tus paisajes hipnotizas y cautivas

Con tu historia atrapas y seduces;

Al que por tus tierras camina.

 

Mágica tierra de sueños, poema natural de la vida,

¡Que trascendentes historias se crean a través de ti!

¡Y cuán bellos atardeceres, se observan en ti venir!

Aquellos que por pertenecer a tu paisaje

Hacen más encantador tu existir,

Por el que muchos pelearon

Y por tus tierras dejaron de vivir.

 

A tu cielo.

En el que se crean mil y una historias de amor,

En el que encierras tus secretos más grandes

 Y donde se crea el más irrepetible resplandor;

En el que se ve la noche más inmensa de la creación,

Haciéndose latente la pequeñez humana

Y la perfecta mano del eterno creador.

Que magno cielo se divisa desde tus abruptas alturas

Recubiertas de naturaleza, y hechizante olor.

 

A tu gente.

Que por ser nacida en ti

Posee miradas tan congénitas, imposibles de evadir,

Alegría inmensa, difícil de confundir

Y lindeza eterna, ante la que cualquiera se puede rendir.

 

A tu cultura.

Aquella que con su riqueza inmensa ha inculcado

En las más ilustres mentes, los más beldos escritos;

Y en tus misterios, que quizá olvidados

Se halla  patrimonio  y la magia de tus encantos.

Sumapáz, cielo en la tierra

Sumapáz, sueño natural materializado

A ti te escribo hoy con mi mente

¡Y con mi alma y corazón, te alabo y canto!