A ti, pulmón de Colombia, Edén del mundo…
Donde anidan aquellos afluentes de la patria,
Donde emergen las divinidades que en tu paisaje se contemplan;
Que contienes el carisma único de tu gente,
Y albergas historia, patrimonio y belleza en cada paso.
Sólo tú;
Que Con tu aroma penetras y enamoras,
Con tus paisajes hipnotizas y cautivas
Con tu historia atrapas y seduces;
Al que por tus tierras camina.
Mágica tierra de sueños, poema natural de la vida,
¡Que trascendentes historias se crean a través de ti!
¡Y cuán bellos atardeceres, se observan en ti venir!
Aquellos que por pertenecer a tu paisaje
Hacen más encantador tu existir,
Por el que muchos pelearon
Y por tus tierras dejaron de vivir.
A tu cielo.
En el que se crean mil y una historias de amor,
En el que encierras tus secretos más grandes
Y donde se crea el más irrepetible resplandor;
En el que se ve la noche más inmensa de la creación,
Haciéndose latente la pequeñez humana
Y la perfecta mano del eterno creador.
Que magno cielo se divisa desde tus abruptas alturas
Recubiertas de naturaleza, y hechizante olor.
A tu gente.
Que por ser nacida en ti
Posee miradas tan congénitas, imposibles de evadir,
Alegría inmensa, difícil de confundir
Y lindeza eterna, ante la que cualquiera se puede rendir.
A tu cultura.
Aquella que con su riqueza inmensa ha inculcado
En las más ilustres mentes, los más beldos escritos;
Y en tus misterios, que quizá olvidados
Se halla patrimonio y la magia de tus encantos.
Sumapáz, cielo en la tierra
Sumapáz, sueño natural materializado
A ti te escribo hoy con mi mente
¡Y con mi alma y corazón, te alabo y canto!