El cielo se pierde en tus ojos,
perdiéndose la mirada
del mar, en el reflejo de la boca,
de la piel, al vocablo de la voz...
Se pierden los tiempos,
el movimiento crepuscular
de tus senos en mis manos,
para acariciarte los cabellos
y enredarme con un beso
cuando más te quiero,
-más te amo- y..., desde la hambruna
de rocas tupidas en la acera,
-La soledad- (Quizás los astros masticados por cartas viajeras, cuando me quitaron el viento, refugio de sentirte, cuando más hoy siento que dibujo un bosquejo)
me derramo para ser en ti nostalgia,
cuando ya te apagas en el verso
untada de la sangre húmeda de mis palabras,
cuando acompaño tus labios, y muero
para ser en ti algo más que lirica...,
Y no importan los versos, ni los poemas,
para dejarme desnudar los sentimientos, -que por ti siento-
sí, la lluvia cae desnudando las aves,
-de las páginas- de piel, en sus alas,
abrigando la región de tu mejilla
con una lágrima, tácita a robarte
el espacio bucal, cual juego húmedo
de tu lengua junto a la mía
para dibujar la lluvia al cielo
cayéndose en nuestros cuerpos...
Y..., quedo mirando;
mirándote quedo,
cuando...,
te has vestido
de ausencia
y..., con mi aliento
te desnudo las alas...,
ave desertada
del olvido,
te dejo tatuada
en el exilio del aire,
tras barrotes de tiempo
renegada revives siendo viento...
donde no eres palabra -no lo eres- -no eres, movimiento de células intentando salir de la burbuja; escrita en la válvula de la vida- -eres amor-
eres cielo,
más allá de este universo,
que he construido recordándote,
y queriendo que no seas un sueño,
ni mucho menos protagonista de un cuento,
de la mano de una sombra errante
apagándose con el tiempo...
Cuando ya no sepamos de..., espacios,
...La lluvia mastique
nuestros pechos,
la distancia; murallas
caídas en nuestras bocas
como perpetuos escombros...
¡No! No caeremos, y no caeré,
aunque muera, apagando mis consonantes,
dentro de la letra muda,
y el grito ahogado
cuando más niego amarte...
y en el quiebre de mi boca, desaparezca
perdiendo la dimensión de la vida,
y en la retórica no pierda la magia de un beso,
cuando..., más los pétalos se deshojen
la noche nos deshojará con el silencio...
Y el tibio tácito de las aves, mosaico de tu mirada alada,
cayéndose despacio, sobre la cascada de mi garganta
hasta llegar al péndulo errante de la manzana
aprisionando la suavidad de los pliegues, desglosando,
la tenue y tranquila forma, de acabar en un suspiro,
tan dentro, como quitándote los pulmones,
y con ello quitarte el alma, hasta ser muerte,
y cenizas
de un beso apagado por el tiempo...