Una luz dorada atraviesa
el umbral, dos mundos sostenidos
un solo despertar.
Soñolientos de ilusión
empiezan a caminar, con solo
ilusión que cosechan un ideal.
Si una luz dorada atraviesa
el umbral, dos mundos sostenidos
un solo despertar. Nadie sabe lo que pueda pasar.
He aquí el lecho de un amor
que por juego del destino
sin conocerse, ellos quedarán.
Y quedarán presos, malditos y traslúcidos
que por juego del destino
sus sueños no pudieron juntos sembrar.
Sin vivencias, sin lamentos, sin rencor,
que la puntiaguda hazaña de encontrar los ojos dorados
los tuvo que alejar.
Una luz dorada atraviesa
el umbral, dos mundos sostenidos
un solo despertar. Nadie sabe lo que pueda pasar.
Quizá por capricho del destino
ellos juntos quedarán pero,
¿quién puede afirmar? Eso no pasará.
Así que, vagabundos náufragos en el océano quedarán.