Suele ser tan difícil
encontrar a la persona especial.
Día a día vemos tanta gente transitar;
sin embargo hoy, sin preguntar,
el amor arrebató las puertas de mi corazón.
Y yo sin argumentos sólidos,
no pude impedir
que la llama de ese fuego se encendiera.
Veo cómo pasa el amor frente a mí
así como transcurre el tiempo
que no se puede detener.
Así como tuve que marcharme de tu bella Caracas;
aunque quise quedarme
en las alas de la esperanza.
Veo cómo pasa el amor frente a mí.
La melodía de la tristeza y la soledad
se dejan colar, despiadadamente,
por las rendijas del alma
y la traspasa lentamente y sin piedad
con un amargo sabor a eternidad.
De qué me sirve tener el amor frente a mí,
si no es mío, es de otra;
de qué me sirve tener el amor frente a mí,
si otros labios lo besan,
si otras manos lo acarician,
y si en otra cama reposa.
De qué me sirve tener el amor frente a mí,
si hoy la tristeza me abraza
tan fuerte que me asfixia
hundida en la tiniebla
y en la tiniebla, hundida en el silencio,
y en ese silencio, hundido, el enigma de tu verdad.