La lechuza vigila que nada pase,
está en vigilia montada en la rama;
quiere que todos, hagan las paces,
y que reine siempre la armonía sagrada.
Pero la lechuza se ha dormido
y ha descuidado su misión
todo se ha vuelto conflictivo
y al parecer no tiene solución.
El mundo entero de discutir no termina,
la acción de convivir se hace confusa,
sólo porque la vigilante se quedó dormida;
parece que dependían de la lechuza.
Alejandro J. Díaz Valero