Las sombras de la noche que con su obscuro manto
van exprimiendo poco a poco su negrura
y pesadas y lentas van cayendo sus gotas
y con un sòrdido ritmo se acompaña su queja
y se diluyen en el aire sus resonantes notas
de pulsaciòn pausada, incistente y muy honda.
Entre estas negras sombras como piedras de obsidiana
en donde el ritmo letal de una sòrdida carrera
y que con tristeza profunda se va asomando el alma
con un dolor inmenso y con un grito ronco
y con la lenta agonìa que en su ser se refleja.
Crueles sombras que apagan todos los resplandores
que enturbian los caudales cristalinos y puros
y que obscurecen los caminos por donde el alma inquieta
zurca para encontrar el fulgor de su inocencia.