Veinticuatro, cuarenta y ocho horas, sin saber nada de ti. Y mi alma, se me esta desquebrajando como un cristal, cuando se rompe en mil pedazo., Ya no tengo ganas de escribir, ni como, ni bebo, se me cerrón mí garganta, de tanta angustia, de tanta desesperación, de tanta agonía, de tanto y tanto dolor.
Veinticuatro, cuarenta y ocho horas, sin sentir tu voz, ni leer tus mensajes, mensajes que no llegan, trayéndome tus besos e ilusiones
Mi corazón llora con la espera, y se va hundiendo en la oscuridad del silencio, ese silencio que es la peor condena, el peor castigo, ese silencio que rasguña y que mata.
Amor mio, si dejaste de quererme, ¡por favor!… ¡Dímelo! pues la incertidumbre es cruel y dañina, es…agonizante.
Anoche soñé, contigo como cada noche, y el sueño de esta noche pasada fue tremendo.
Soñaba que ya no me amabas y sufrí, sufrí tanto que desperté llorando, abrace mi almohada y entre sollozos, le grite tu nombre, ¡Esperanza! Una y mil veces, ¡Esperanza!… ¡Esperanza!, mi almohada comenzó a reírse de mi, pero cuando le conté mis penas, mi almohada se quedo mirándome y temblando, también lloro, mi tristeza.
Tu foto el que tengo junto a mi cama, al que tengo casi borrado, de tantos besos que le he dado, también soltó, su triste llanto y me sonrió con amargura…cuando vio la inmensa tristeza en mis llorosos ojos.
Autor Joaquin Méndez.
Reservados todos los derechos de autor.
24/03/2012 12:30:13.