SelenioE

Amante buena

En esas veces dolidas, cuando no quieres que nadie te toque,

voy adento, con mi voz adentro.

Bien te hago, nos hacemos en las voces.

Lo dice esa curva de hombro que sale

de una blusa azul que cae.

Lo dice el pezón en calma que mana néctar,

ahondando el respiro, escalando el latido.

 

Me llevas de tu labio inferior mordido,

acunado en la concha brillante de nácar,

en la cita perfecta, duelo de arrollo y raíz.

Acostada en calma a mi derecha, con tu muslo

sobre mi sexo sepultado y renacido

con sabor a vino y a falta de ropa interior.

 

No hay distancia, no hay estatura,

no hay fealdad de manos ni señorío bastardo

que nos haga dejar de pertenecernos.

Honrado soy y mas hombre

por la hermosura de lágrimas al broche

de los orgasmos dados y recibidos

por lo mejor que me pasa, mi amante buena.