GIRASOLES
El sol ardiente de los días del verano, desnuda el espectro de los amarillos y juega con la gama cromática de los naranjas, ocres y marrones.
Él es el amante apasionado de esa repetida corona de pétalos, que fieles inclinan su tallo, hacia donde está.
¡Los ha besado! dice un caminante ¡Son los girasoles de Vincent van Gogh!
En afiebradas tardes, su pincel eterno, dejó sobre el lienzo quince, de esa flor. Quise tomar una para acariciarla. Ese atrevimiento no tendría yo.
Bendita locura la tuya que creó un cielo de melancolía sobre sembradíos y la magia de tu tristeza las convirtió en reinas, que el viento mece. Encendió el delirio de todos tus días, enhebrando hilos de oro para embellecerlos .
Son como soldados escoltando caminos que llevan al cielo, para regalar perfume hasta el mismo Dios.
¡Son los girasoles de Vincent van Gogh!
Sería pecado si no te dijera, que enamorada de ellos estoy. Si no te contara que están en los sueños del desvelo de mis noches
Con tu muerte les diste vida, lo he visto en el arrastre de las pinceladas de cada flor.
No hay inviernos en su tiempo, jamás se marchitarán, solo hay gozo que el alma aprende a disfrutar.
Fluye en el hechizo de sus amarillos, la lírica inspiración del poeta, que inventa palabras para cantarles a los amantes del sol, los girasoles de Vincent van Gogh
TERESA TERNAVASIO