Apenas cierro los ojos vienes,
me dejas tus besos,
me robas los sueños
y en la almohada oculto
-para que no veas-
mis lágrimas todas.
Y en la noche oscura,
bajo las estrellas,
las brisas repiten
lo que nunca callo,
lo que fuera un grito
y hoy es un murmullo:
¡Te amo, mi cielo, cuánto te amo!
Derechos reservados por Ruben Maldonado.