EMILIA LEE / La mujer de abril
La acacia de mi jardín es una mujer
En la acacia de mi jardín,
habita un espíritu de mujer,
la he sorprendido hoy piernas abiertas,
gozosa al picoteo de los pájaros
buscando semillas en su vagina.
Yace ahí parada de cabeza,
piernas al cielo abiertas de par en par,
desvistiéndose el otoño al frío invierno;
negando su rostro y sus brazos al sol;
buscando en la profundidad de la tierra,
en sus ramas subterráneas, sus raíces,
una señal, una respuesta
a su soledad interior.
Guarda sus ganas en la húmeda tierra,
deseando jugar sus hojas al viento…
uno que otro trino de pájaro no es canción.
De naranja se engalana sin galán en primavera,
en la espera sin espera,
abandonada en la estera
que hacen las flores de sus pies al caer,
alfombra deseosa del sudor de amantes,
que den el rocío a cada arbusto, a cada capullo,
a cada botón de rosa y palo de Nim,
que en gemidos susurrantes,
hagan de suspiros torbellinos
de alegría y de placer.
Es una Mujer,
la acacia de mi jardín,
que con las piernas abiertas espera
a que el amor llegue aventurero y forastero,
que le de alas a su alma,
ponga en tierra sus pies,
y a su corazón sin cabeza
Emilia (En el jardín de mi casa "La Mandrágora")