Húmedo, regado, amanece mi cuerpo,
rozagante, despeinado por el viento,
que se pierde en el verde de tu suelo
y color azul de tu cielo eterno…
Se deslizan hojas de tus manos,
que una a una van tejiendo,
y tiñendo de colores, frescas sabanas,
que cubren la selva…selva soñada…
Tu risa se escurre, desde tus montañas,
y se junta en un mar, un mar de carcajadas,
alegre tus cantos, van acompañado;
de tus aves que forman, hermoso sombrío.
Tus ojos de perlas, lucen hermosos,
pintando paisajes, escritos en óleo,
tus manos benditas, de pintor excelso,
labrando en las piedras, con musgo las letras.
Tus hijos se duermen, en camas de piedra,
lo arrulla la noche y el trinar de los grillos,
tú brisa; cobija los sueños, en tierno regazo.
En ti convergen grandes ejemplares,
que cubren con sabanas, hermosos
pilares, de tu selva verde, húmeda,
antigua, bella, bañada con luna y estrellas.