El deseo destruye la memoria del alma,
en la noches perfumadas de la vida
y te envuelve entre fantasías luminosas
que laten en las sienes adormecidas.
Agitado pensamiento que aviva el candor
al azar de los placeres escondidos
y abre las puertas a toda ilusión desesperada
de los sueños que ascienden estremecidos.
Y me pierdo en tu rostro deseoso,
bajo la medialuz silenciosa
que refleja tu dulce mirada de ternura
y evoca el perfume de la calma amorosa.
ãVíctor Manuel Gutiérrez Caballero