Veo un mundo en el azul del cielo,
en lo alto una luz se ve brillar,
y comparto mi silencio con su anhelo,
cuando sus voces puedo escuchar.
Es dichoso el cielo estrellado,
y más aún en noches blancas de luna,
por ser un infinito acompañado,
y tener muchos hijos en su cuna.
La luz en lo alto sigue brillando,
y escucho palabras de inaudita voz,
tras la ventana del cielo me están llamando,
siento oir sus palabras en silencio precóz.
Y en lo alto, más allá del infinito,
en las puertas de un limbo de cristal,
donde hay amnistia tempranito,
ya me llaman, a la corte celestial.
DAVID GARCIA (De ecos del silencio)