Las calles se pierden en el deseo ocular;
cuando
las veredas
apartan las huellas,
y sombras,
renombran el brillo
de la mirada quieta...,
noctambula entre-cruza el horizonte,
sobre caballos metálicos,
-se detiene-
para hablar sobre muchas cosas,
-cuando no se habla nada-
en el asiento bostezado de letras,
unos bosquejos tildados de incoherencias;
sobre las heridas de cuero,
y las nubes que sobresalen entre el polvo,
cuando más se respira tranquilidad;
y... las avenidas se tuercen,
corriendo los árboles atajan
el cristal pegado a mi cara,
cuando más miro afuera
cruzarse rostros
manchados de soledad
y atajos sentimentales en la rutina...
Y el sol se desdobla,
en aparatos dinámicos,
y focos masturbando
un poco de vida
en miradas ajenas,
Ojeras mastican el tiempo...,
el ceño desconocido
afecta la sonoridad
de la temple, aquejada
cuando más siente
que el tiempo vuela
y la razón de existir se detiene...
Aquí donde se respiran pestañas vitales
sobre el viento airoso,
cuando más apela a la libertad,
y... donde miro: al sol caerse sobre techos moribundos,
allá lejos, entre el mar escuálido de arena,
con sus bigotes húmedos
sorprende cabezas agachadas en la aspereza
de mojarse; de caerse y en el barro tatuarse
una sonrisa maquiavélica
-cuando no llevan paraguas-
y... El sol muere en los cabellos de invierno,
muere en una mueca cerrada
como desvelo de un otoño
cayendo a una muerte
estancada en lirismo de las gaviotas
cuando más se callan en su vuelo...
Y presiono la garganta del silencio,
el fruto, abre sus párpados,
y deja brotar su lengua;
y bajan zapatos;
y suben pies descalzos,
-y me bajo-
...Miro la luz detenerse en los altos metálicos,
cuando más mi corazón se muere;
y en el bostezo de la humedad en el aire,
dejo una lágrima en mi garganta
exhalando el viento,
sobre bosquejo de un sol muriendo,
hasta caer dentro del vacío
y ser una roca errante
pronta a ser gas en la nubosidad
de perderse, y en huellas
ser el pixel de un dibujante
acoplado a la nostalgia
de dibujar, e imprimir
sus dedos; cuando más
mira perder el rostro
en la figura de un tiempo
perdiendo la mueca herida
de un sol mudo en la luz,
y adolorido en la oscuridad...
-Me gusta cuando me dices algo al oído, cuando las hormigas pasan raudamente, y en la irrealidad te pienso, y escucho las hojas morder el tímpano; cuando más me callo, y me detengo a mirar como mueves pendulos en la sonoridad de invierno; apretando mis cabellos al viento-