(A ti, amiga, con la esperanza de un futuro…)
Durante muchos sueños
las sombras fueron su única compañía
volaba bajo atada a sus propias cadenas
que las sombras no le permitían ver
pero como nunca había conocido la luz
se conformaba
y a su manera
era feliz
Cuando las sombras devinieron penumbras
y las cadenas se debilitaron
sus alas se sintieron libres para volar más alto
pero aún no conocía la luz
y por tanto
siguió creyendo que era feliz
Un día
de repente
tropezó con el sol
y de golpe se hizo la luz
conoció el azul del cielo
las estrellas visitaron sus noches
y el perfume de una rosa inundó su amanecer
aprendió a soñar…
pero como siempre había vivido entre sombras
sin tener referencias
tanta felicidad la asustó
y la luz encandiló su corazón
Desde entonces
su mirada perdida trastorna el horizonte
busca desesperadamente la luz
ya no sabe
ni puede
vivir entre las sombras
pero ahora ya no es el mismo cielo
(también hay nubes)
las estrellas no adornan siempre sus noches
y aunque aún en sus amaneceres
se aspira el perfume de las rosas
también hay espinas
ya no puede
ni sabe
ser feliz
Moraleja:
no podemos perpetuarnos en las sombras
ni bebernos
de un golpe
toda la luz
el miedo siempre engendra soledades
y la soledad
se acompaña de las sombras.