Tú lastimas la piel de su pobreza
con promesas de azul amanecer,
que convencen su sed de florecer
y alimentan los sueños de grandeza.
Con su voto construyes tu proeza.
Pueblo suicida que olvidó su ayer
y te entrega de nuevo aquel poder
con alegre ignorancia cual flaqueza.
¿Pero quién salvará mi pueblo bello?
si el contrario también está infectado
con promesas vestidas de ambición.
Ambos lo tienen con la soga al cuello;
resulta igual mirar a cada lado,
pues solo veo pura corrupción.
Copyright © 2011 José Luis Calderón