Mi dulce y linda Princesa, hija de mi corazón,
la criatura más hermosa que el Señor me regaló
cuán grande fue mi alegría y que tremenda emoción
al contemplar tu carita y sentir tu corazón.
Mi dulce y bella Alejandra, para mi una bendición
la que con su nacimiento en Madre me convirtió.
Tierna, frágil, e inocente mi principio y mi final
pues te ame desde ese instante, por toda la eternidad.
Ya has crecido, estás hermosa, eres una bella flor,
que las lágrimas no empañen hoy tu dulce corazón.
Sé que la vida no es fácil y más la separación
Mas estoy en tus sentidos juntito a tu corazón.
Cuando se agobie tu alma, y sufra tú corazón
recuerda todo lo hermoso que compartimos las dos.
Estaré así en cada espacio de tu dulce corazón
soy parte de tus recuerdos del pasado y el futuro.
Y cuando ya pase un tiempo, y te hagas una Mujer
quizás al mirar tu niña me encuentres a mi otra vez.