LA CASITA
Añoranza de mis hijos
que no se llevó el recuerdo
Se quedó en el corazón
como emblema que no muere
Aún siento el abrazo de sus cálidas paredes,
el olor de una comida que soltaba una ventana,
el mantel sobre la mesa, manchado con su inocencia,
el tañido de cucharas, reclamando mi presencia
Mis dos niños tan pequeños, me hacían dueña del mundo,
y la casita era un reino, con las estrellas prestadas
de un cielo que cobijaba los sueños de advenimiento
Un patio de piedra laja, unidas por el amor
y en el costado un árbol, de sombra color bordó
Se entendía con el sol y el milagro producía,
el corazón sonreía, sobrepujando la vida
Casita de Buenos Aires, nunca serás dolor
Eternizaste en el tiempo, los mejores sentimientos,
Aún puedo ver los niños, con sus hermosos rostros,
buscando entre mis brazos el más sublime apretón
TERESA TERNAVASIO