De un solo tajo
No cabe duda de que el tiempo pasa
por dentro, por encima, por debajo,
hora tras hora sin pausa ni atajo,
día tras día y que nunca se atrasa.
Eternos se han creído en esta plaza
el mártir, los amantes, los de abajo,
los ricos, los humildes, los que trajo
la parca a sonreír de casa en casa.
De pronto acaba todo, fuego y brasa,
ceniza, resplandor, canto y badajo,
alarma y salvación, todo se arrasa.
Y no queda ni el sol, se fue de cuajo,
ni la mano que alzó recién la taza
para esto comprender de un solo tajo.
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