Y toqué tu rostro, sin que supieras,
plasmando un beso sin que sintieras,
con un suave toque como de seda,
quede impregnado de sutileza...
Y los arboles y las flores rebrotaron,
y los ríos y mares se alborotaron,
al mirar amada miá tu presencia,
quedaron sorprendidos por tu apariencia...
Engaño mas vil de una hechicera,
jugaste con mi amor, traicionera,
dejando el corazón morir de pena,
sintiéndote hoy, mañana y siempre ajena...
Y toqué tu rostro, tu rostro de fiera,
tu rostro de fiera que por muchos años,
mis ojos y mi cuerpo conocieran,
y que ahora mucho daño le hicieran...
Y me siento frío, frío como un muerto,
como el trofeo de un cazador
que del clavo de una pared, cuelga,
como el árbol caído de un leñador...
Y moriré tocando tu rostro fiero,
cerrando los ojos para soñar primero,
con el dulce rostro de un amor sincero,
y no con el toque de un rostro fiero...