Algunas veces siento
un desvanecimiento
y en mi vientre, un aletear,
de mariposa incipiente.
Y siento una llama
que me abrasa
y me quema lento
y una tristeza.
Y una alegría
y un suspirar
y un tormento
y un soñar
que mis ojos hieren.
Y una noche eterna,
solitaria y vacía,
igual que esas calles
rústicas y adoquinadas,
en donde ni el farol enciende.
Ni se escuchan las cadenas,
de las ánimas en pena…
Ni el aullar de los lobos
sedientos de sangre nueva.
No hay luna, no hay estrellas,
mucho menos noche bella,
ni siquiera se percibe
el titilar de un lucero.
¡Todo tiene un olor a muerte!
¡todo tiene un color sombrío!
¡todo parece materia inerte!
Como extinto está el sentimiento
que hoy por hoy queda latente…
Ese sentimiento grande,
que un día se expandió en mi pecho…
Ese sentimiento tan candente…
que en cenizas, quedó deshecho.
Felina